Cuando he realizado esta pregunta me he encontrado muchas veces con variadas respuestas: Jesús, un profeta, un maestro, un avatar, un maestro encarnado, el hijo de Dios.
Lo anterior da cuenta de cómo a través de siglos se ha tergiversado la identidad de Cristo alejando a muchos de la real identidad divina que hay detrás de este nombre.
En la Fe Crística reconocemos a Cristo como Dios, que se hace presente desde el origen de la existencia: “En el principio era el verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” (Juan 1, 1)
Verbo significa acción, por tanto, es la acción de Dios, que se presenta desde el principio y además revela su condición divina.
Esta hermosa y profunda declaración da cuenta de la calidad divina que tiene Cristo, que ya era reconocida por quienes esperaban su primera venida “La mujer dijo: Sé que va a venir el Cristo, y cuando haya venido nos enseñara todas las cosas. Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo” (Juan 4:25-26)
Tomando estos versículos del evangelio de Juan, podemos reconocer la condición Divina que tiene Cristo, y como a su vez se hace carne en Jesús.
¿Para qué tergiversar esta Verdad?
Para responder esta pregunta naturalmente me surge otra: ¿Es determinante para el desarrollo de la espiritualidad saber con qué o quienes nos relacionamos?
Cuando no tenemos claro con quién nos relacionamos sin duda podemos extraviarnos, si damos la autoridad espiritual a un hombre para que nos guíe naturalmente éste nos llevara hacia donde él mismo pudo avanzar. Hace entonces una vital diferencia ser conducidos por un Dios, pero para dejarnos guiar debemos reconocerle como tal.
Cuando se presenta a Cristo en una Cruz crucificado, se muestra a un hombre torturado y muerto, ahí no está Dios
Cuando se le intenta mostrar como un profeta o maestro ahí no está Dios, y nos llevara a las alturas que ese maestro pudo alcanzar, mas no llegamos a Dios
Cuando se levantan teorías esotéricas que intentan darle la calidad de Dios al Universo se pierda la relación personal y concreta con la Divinidad que es Cristo
Así también cuando se le menciona como Jesús, la visión divina se acomoda a una categoría humana que justifica al hombre en su imperfección.
La tergiversación de la calidad divina de Cristo esconde el oscuro propósito de extraviar al hombre su potencial desarrollo espiritual, pues si no es reconocido como Dios, la persona no lograría avanzar hacia el camino espiritual que el Cristo propone.
Para estar en esta relación es fundamental poder activar el Espíritu que llevamos dentro y que pertenece al Padre Creador, solo así se establece una correspondencia natural que potencia el desarrollo espiritual en los hombres de fe y que les permite avanzar hacia las alturas más grandes que Cristo nos ofrece.